En 1991 se presentó una canción de Eladia Blazquez en el Teatro Opera de Bs As. Llamada “Honrar la vida” En este espectáculo la gente votaba y esta canción salió elegida como la preferida del público. Sería bueno que recordáramos su letra.
No , . . . Permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir
Ni honrar la vida
Hay tantas maneras de no ser
Tanta conciencia sin saber
Adormecida.
Por que no es lo mismo que vivir
Honrar la vida.Merecer la vida no es callar ni consentir
Tantas injusticias repetidas
Es una virtud, es dignidad
Y es la actitud de identidad
Mas definida.
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
No, . . . Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
Honrar la vida
Hay tanta pequeña vanidad
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad
La bienvenida.
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Por que no es lo mismo que vivir
Honrar la vida.
Observando las cosas que suceden en la Argentina actual, hoy, 9 de diciembre del 2013, podemos ver que los argentinos, en su gran mayoría, no honran a la Vida en su conducta diaria.
Personas que atacan comercios para robar cosas que no necesitan y que muchos mueren, o son heridos gravemente, en ese intento.
Absoluta falta de respeto hacia el otro. Celulares encontrados que son tomados como botines de guerra de los cuales todos se pueden apoderar.
Gobernadores de provincias en las cuales las clases bajas están pasando por momentos difíciles y que el estallido social, previsible, los encuentra siempre de vacaciones o en viajes de placer pagados con los dineros del pueblo.
Escuelas y hospitales sin los insumos básicos en provincias como el Chaco y Formosa que tienen los políticos con mayores sueldos del país.
Barras bravas de equipos de fútbol que no sólo atacan a las barras de otros equipos sino que se atacan entre ellos para poder quedarse con el gran negocio de la venta de drogas y la reventa de entradas amparados por los dirigentes y los políticos de turno que los usan como grupo de presión.
Los trenes, que eran nuestro mayor orgullo hace un siglo, llevan a los usuarios a un viaje incierto que no pocas veces terminaron en la muerte de pasajeros inocentes.
Las peleas y las muertes en los locales bailables frecuentados por la juventud ya son algo tan cotidiano que casi no se les da importancia.
Se ha roto el pacto social que debe unir a toda sociedad que se respete. La venganza y el odio se convirtieron en el eje de la vida diaria.
No creo que toda la población este sumergida en esta vorágine. Sé que mucha gente trabaja y sigue teniendo sueños y esperanzas. Pero debemos reconocer que los que perjudican el entramado social manejan la agenda y nos llevan por caminos que nunca deberíamos haber recorrido si nos consideramos una sociedad organizada.
Creo que si Eladia Blazquez volviera se daría cuenta que, por lo menos en los últimos veinte años, los argentinos no nos hemos dedicado a HONRAR LA VIDA.